Friday, June 30, 2006

UN VIAJE RARO A LA CIUDAD DEL CUSCO

El recorrido empezó aqui, en el centro del Cusco. Una plaza muy bonita, y sobre todo cosmopolita... Sin embargo, pese a ser una ciudad tan bella y sobre todo difundida, el Cusco esconde muchas cosas debajo de esa superficie tan pequeña que es el Centro Histórico.

La primera son sus calles. En medio de toda la parafernalia turística que inunda a los viajeros de cualquier ciudad del país, contándoles de las maravillas del Cusco histórico, ese de Qoricanchas, 12 ángulos y museos, existe otro que la gente no puede ver...

X.Ej. ¿Sabían que existe una piedra con 13 ángulos? ¿Y un puma de 36 piedras a la espalda del Museo Arzobispal? ¿Y que hay una imagen de Francisco Pizarro en la Última Cena de la Catedral?

Eso nada más para ver la cantidad de cosas que se pueden saber de una ciudad tan conocida como el Cusco, simplemente preguntando y prestando atención a la gente...

Como decía Robin Williams en "Patch Addams": "Hablen con extraños, marquen números equivocados"... y el cielo del conocimiento se os abrirá...

(El agregado es mío..)

La mayoría de la gente es confiable en cualquier lugar, y ese es el sentido de este comentario: HEMOS OLVIDADO A LA GENTE EN LAS CALLES. Cuando visitamos una ciudad bonita, o una ruina, o un museo, nos olvidamos de conversar, de comunicarnos con la gente, que es al fin y al cabo la que mejor sabe lo que tiene, en un sentido más amplio que el de la simple pertenencia.

La gente en las calles CONOCE su pueblo, su ruina, y (estirando un poco la idea a los vigilantes, limpiadores y otros) sus museos.

Es costumbre ahora, por ejemplo, comprar un ticket para ingresar a un lugar y luego dejarse llevar por los guías, poco curiosos y centrados en un guión aprendido a costa de mucho sacrificio, pero diseñado para ser amplio e impersonal. En todo caso, los guías no lo hacen por mala voluntad, simplemente están ganando su pan. Y eso, en esta vorágine comercial, los hace necesariamente avaros con lo que saben. El tiempo es oro (o en todo caso US$)

Por eso recuerdo -y ójala vuelva a encontrar ese texto alguna vez- que Bryce dijo sobre el viajero y el turista que éste no era más que alguien que sigue rutas y lugares comunes, y que aquel es más bien un alma libre, que busca más allá de las etiquetas de un lugar su verdadera singularidad.

Ójala y eso sea una buena definición de lo que pretendo publicar en adelante.


saludos